La violencia en el fútbol ha calado hondo en determinados recintos deportivos, particularmente en los estadios de fútbol.
En varios recientes partidos del fútbol profesional boliviano se produjeron incidentes con agresiones físicas y verbales. Entre las causas para estos actos de violencia podría ser la inseguridad de los estadiums, la escasa conciencia deportiva, expresiones latentes de racismo y/o discriminación en ciertos actores de fútbol, el descontrol o impulsos emotivos o las supuestas "injusticias" en el partido "provocado" por el árbitro.
Algunas estrategias de prevención de la violencia en el fútbol sería que desde los estados se promuevan mayores políticas de cultura de paz, normativas para eliminar el racismo y discriminación a través campañas mediáticas, sancionar a hinchas y espectadores inadaptados, emplear sistemas de seguridad para detectar a los infractores y que comprendan que el fútbol no es una guerra, más al contrario es un juego colectivo en el que se generan empates, victorias y derrotas. Y sobre todo seguir, admirar y adoptar los buenos modales de espectáculos de fútbol libres de violencia.
Si bien, un evento deportivo expresa diferentes ánimos de la colectividad futbolera, ello no implica exacerbar los ánimos de violencia, ni hostildades encontradas contra otros actores.
En síntesis, lo que debería predominar es una mayor democracia futbolística, una cultura de paz en los futbolistas y futboleros. Hasta la vista.
Por: Raúl Catari, periodista de Sueño de Campeones Bolivia
¿Qué hacer frente a ello?
Algunas estrategias de prevención de la violencia en el fútbol sería que desde los estados se promuevan mayores políticas de cultura de paz, normativas para eliminar el racismo y discriminación a través campañas mediáticas, sancionar a hinchas y espectadores inadaptados, emplear sistemas de seguridad para detectar a los infractores y que comprendan que el fútbol no es una guerra, más al contrario es un juego colectivo en el que se generan empates, victorias y derrotas. Y sobre todo seguir, admirar y adoptar los buenos modales de espectáculos de fútbol libres de violencia.
Si bien, un evento deportivo expresa diferentes ánimos de la colectividad futbolera, ello no implica exacerbar los ánimos de violencia, ni hostildades encontradas contra otros actores.
En síntesis, lo que debería predominar es una mayor democracia futbolística, una cultura de paz en los futbolistas y futboleros. Hasta la vista.
Por: Raúl Catari, periodista de Sueño de Campeones Bolivia
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