Autor: Maribel
Callisaya Quispe
La
delincuencia juvenil es el reflejo de nuestra sociedad, proviene de la crisis
de valores que no se enseñan en las escuelas y familias. Es el eco que se da por
la poca atención a nuestros hijos. Descuidamos la formación de valores por
estar imbuidos en diferentes intereses negativos. Pidamos a Dios permitir
integrar a nuestras familias en el seno del hogar para prevenir a que desemboquen
en delincuentes juveniles que en la mayoría de los casos finalizan en
situaciones extremas.
Una
mano de un niño extendida pidiendo que no se asiste, se transforma en una mano
que transporta un revolver. La delincuencia juvenil es un problema serio y muy
difícil. Las autoridades deben tomar acciones concretas para asistir a la familia y no me refiero a regalarles
planes de trabajo, hay que enseñarles a trabajar.
Se
debe evitar la superpoblación. Hay que evitar que más jóvenes se droguen y
causen serios problemas a la humanidad. Además se debe considerar la pena de
muerte en los casos muy graves. Pero la tendencia permisiva que se ve en casi
todos los gobiernos hará que este se profundice. Además los empleadores cuando
les dan trabajo muchas veces los explotan por querer mano de obra barata y esto
hace que los desalienten las ganas de trabajar. Los gobiernos le dan muy pocas
oportunidades a excepción de china, Venezuela y
Japón. Bolivia trata de hacerlo
con los pocos recursos que recibe de la hoja de coca y otros recursos
naturales. La delincuencia en un estado que de oportunidades no justifica.
En
el mundo no sé. En España es normal que cada día crezca más. No hay leyes que
castiguen a los menores. Así, que sigan actuando impunemente.
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