AUTOR: Elza Quispe Mamani
En una comunidad,
denominado Qalapunku, cerca del rio Huaquira, vivían varias familias y en una
de esas habitaba el niño huérfano Martin
y su tía Julia.
Un día en su casa el
niño Martin, estaba jugando con la pelota, en vez de dar comida a los cerdos; y
de un de repente le grito su tía Julia
diciendo: - Mira este lloqalla lo que juega sin obedecer ¿Oye ya diste comida a
los cerdos?
Al ver tan furiosa a
su tía Julia, el niño le respondió con timidez y de paso muy asustado - ¡No…!
No tía ya voy escuchando la versión del niño Martin, su tía se puso más molesta
luego agarró un chicote y con eso le azotó
sin resentirse de su sobrino; pero el niño huérfano se levantó muy
apresurado y fue llorando a dar comida a los cerdos.
Luego su tía le mando
a malas a pastear las ovejas, a la
pampa; sin dar desayuno ni merienda.
Mientras tanto Martin
el huérfano, cuidando las ovejas en la pampa ya tenía hambre pero no podía
comer nada y empezó a buscar plantas silvestres comestibles, así para no estar
sin comer. Después de encontrar plantas silvestres se, sentó encima de una
piedra y comió muy triste y pensativo, luego se puso a llorar recordando a sus
padres.
Diciendo: ¿Por qué me
habrán dejado mis padres, para mí la tristeza y el hambre no se acaban; todo
los días hay que estar pasteando los rebaños de paso sin comer pero ni siquiera
tengo tiempo para lavar mis ropas mucho menos para bañarme, que será de
aquellos niños que viven felices al lado de sus padres, además van a la escuela
incluso le discuten a su papá y a su mamá como ellos pueden caer del cielo hay
no que será. Y yo pobre nada… ¡Papá por qué me has dejado! ¡Mamá por qué me has
traído a este mundo, quiero vivir junto a ustedes necesito sus cariños y
aprecios…!.
Así pasó el tiempo
entre llantos, sufrimientos, hambre y maltratos de su tía Julia.
Con el transcurrir
del tiempo; Martin el niño huérfano ya era joven de 25 años, pero ya no vivía con su tía,
sino, se independizo, incluso superado. Un día el joven Martin estaba feliz en
su casa y de un de repente se puso a pensar recordando su niñez.
¡Aah…! – Nunca
pensaba progresar, ahora ya soy profesional, en realidad nada es imposible,
sino todo es posible, porque yo en mi niñez sufría demasiado, pero todo eso ha
tenido recompensa; por eso yo no debo ser lo mismo que mi tía, sino tengo que
pensar en los niños huérfanos también en las familias pobres.
Mientras en la
comunidad Qalapunku, su tía Julia ya era de edad, a la vez sufría mucho y no
encontraba quien le ayude.
Un día se recordó
llorando todos los malos tratos que hizo a su sobrino - ¡Porque le maltrate a
mi sobrino ya que ahora necesito a alguien que me ayude! ¡Pero no había sido
bueno maltratar o hacer sufrir a los huérfanos!.
MORALEJA
En la vida no hay que
ser mala, tampoco, hay que maltratar ni hacer llorar a los huérfanos porque
tiene pan entero.
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