Autor: Waldo Mauricio Alcon*
La decisión que tomé fue elegante de mi parte, en cuanto al servicio militar obligatorio, hasta el destino que conseguimos del departamento de La Paz a la ciudad de Villa Montes Tarija(donde participaron nuestros antepasados en la Guerra de Chaco), que fuimos persuadidos por los instructores militares y las recomendaciones que nos vertieron eran muy contundentes y llamativos, pero a la vez, los momentos que
pasamos fue un infierno, terror y de llanto; las realidades que uno no podría olvidar con el pasar de los
tiempos, además al pasar una institución militar, tiempos que pasábamos llevando
la instrucción militar; llorando, riendo, hambreando y a veces recordando cosas
que hicimos en el pasado hasta lo que hacíamos renegar a nuestros padres toda
las desobediencias realizadas durante la juventud, además hasta recordábamos lo
que nos disgustábamos con las chicas del colegio, los recuerdos que hemos
llevado fueron diverso en el transcurso del servicio militar en donde se llevo la guerra de chaco frontera a la
república de Paraguay.
Cuando fue a prestar mi servicio
militar obligatorio, en el departamento de Tarija en la ciudad de Villa Montes provincia
Gran Chaco primera sección Villa Montes, era un lugar que comprendía diversidad
de floras y faunas, la región era muy cálida. Alrededor del cuartel no se observaban
cerros ni montañas si no estaba lleno de árboles, en este lugar se sentía
un calor fuerte y además con la
presencia del famoso mariwi (mosquitos que pican al cuerpo). Por lo tanto el
comandante del cuartel Teniente Coronel Juan Carlos Santos Gómez del “Grupo
Aéreo Táctico 63”, los conscriptos fuimos recibidos con un acto contundente por
la institución militar de una apariencia muy atractiva y aplaudida con la
presencia de los soldados de la respectiva unidad militar.
El comandante bigotón del “Grupo
Aéreo Táctico 63”, después de la llegada a esta unidad de infierno nos dio dos
semanas de ambientación. En este tiempo, realizamos actividades recreativas; jugar,
cantar, reír, sociodrama y otras
actividades que tenían el carácter de ambientación, en la parte de la
alimentación tuvimos desayuno en la mañana, almuerzo a medio día, y cena en la
noche; el desayuno de la mañana era una tasa de mate con dos panes amasados con
el pie y hecho en el horno con leña del monte traído con sudor, el almuerzo del
batallón que nos servían comprendía papa, carne, harina amarilla de maíz y
algunas verduras, pero, éstos insumos
eran de poca cantidad, a la vez el primer plato fue lawa más espeso y el segundo plato también fue lawa pero un poco más seco, y la cena era un plato de lawa.
Por entonces cuando llegamos a este
lugar de infierno nos dotaron uniformes muy usados como si alguien hubiese
destrozado intencionalmente; totalmente destrozados, morral (mochila), plato,
caneco (tasa), y cuchara. Por otra parte, fuimos proporcionados indumentarias
para dormir en el pabellón de llanto que todos llevábamos todo los días el
chocolate; catre, collcha (frazada), sabanas, cubrecamas, colchón agujero,
mosqueteros rotos, almohada, por lo cual estas dotaciones estaban en un estado
inadecuado para su uso cotidiano, estas indumentarias eran una miseria para el
soldado boliviano que algunos de mis
camaradas extrañaban mucho hasta se mataban de risa porque nunca ellos vivieron
en esas circunstancias así ellos lo mencionaban, todo los conscriptos tenían la
obligación de costurar todas las indumentarias durante la semana de
ambientación, todos estos arreglos que realizábamos en los uniformes nos
servían para llevar la instrucción militar en el monte de infierno, algunos de
los soldados no costuraban porque estaban demasiado desechos y terminaba con
estas indumentarias usando como trapos de limpieza en el pabellón y otros
quemaban escondían ,pero, reemplazando con otras prendas que fueron adquiridos
de los diablos del cuartel.
Por las tardes en este lugar
denominado infierno de los diablos locos nos llevaban al monte a sacar leña y
cuando ingresábamos al lugar teníamos
que agarrarnos de la mano y tener mucho cuidado, que no debíamos alejarnos
entre nosotros para no perdernos en el monte y no dispersarse a lugares lejanos
porque se escuchaba ruidos extraños de los animales y daba temblor al escuchar
de no ver los cerros ni montañas. Además, durante el tiempo de ambientación nos
enseñaron a carpir (podar el pasto) con el machete, pero, para aquellos que no
sabíamos realizar ésta actividad era difícil, además en especial para los
hijitos de mamá y en pleno sol del día y cayendo el sudor del cuerpo, practicar
este trabajo día a día pues es un martirio, mucho de mis camaradas de este
infierno disertaron y desaparecieron por estas circunstancias.
Algunos se borraron en la carretera y
a los demás les descubrieron en la trayectoria de la vía, y al descubrirlos a
los conscriptos fueron encerrados en el calabozo durante un día y una noche sin
comer y los demás de día llevábamos el infierno y trabajando sin descansar por
culpa de los rebeldes y de noche era el peor de los peores infiernos porque
dormíamos parados y rezando cada dos horas para que no vuelva a suceder estas
anormalidades.
Por otro lado en esta unidad militar
fue un terror el hambre porque no se
podía llenar nuestros apetitos con nada y a causa de esta necesidad teníamos
que alimentarnos de hierbas dulces que se encontraban alrededor del cuartel
porque no era suficiente el rancho también fue el motivo de la deserción, además no se podía
encontrar agua fría sino el líquido es tibio éste se extrañaba al no percibir
agua fría, como hace tanto calor se necesitaba líquido frío, fue extraño, en el
momento cuando llovía las gotas del cielo caían como se fuera agua templado.
Durante el día y la noche se urgía ducharse por lo menos cuatro a cinco veces
al día, además a medio día fue un caos total en el momento de almorzar porque el sudor cae
como agua y chorreaba todo el cuerpo a la vez hasta nuestros toallas mojadas y
las vestimentas.
Otro claustro fue los mariwis (o
llamado sancudos) porque era insoportable te picaban todo los momentos cuando
pasábamos las instrucciones militares, además fue terrible en el momento de
castigo porque no tenias que moverte por órdenes del instructor y los sancudos
te picaban a todo dar y tu cuerpo
aparecía lleno puntito rojos por la picadura de estos bichos, estas moscas eran
insoportable como en las mañanas y en las tardes.
Por lo tanto en las noches también te
molestaban si en caso no duermes con tu mosquetero y aparecías con ronchas grandes en tu cuerpo,
además en el monte cuando aparece miel de las abejas es muy peligrosa porque te
atacan y todo tu cuerpo aparece bien
hinchado, cuando te pica de la cara hasta tu ojo desparece por el hinchazón,
éste sucede cuando alguien destruye la colmena de las abejas para sacar su
miel, entonces para sacar su miel hay que quemar leña para generar humo en abundancia para hacer
marear a las abejas, estés bichos al
ver el humo escapan entonces se procede a destrozar la colmena de las abejas y
proporcionarnos de miel para el desayuno, algunas veces utilizábamos como
azúcar para preparar refresco porque
daba mucha sed y otros vendían a los demás que no tenían.
Recuerdos muy misteriosos en las
instrucciones que pasábamos eran lugares donde murieron y se enterraron nuestros
antepasados en la Guerra de Chaco, aparecían
huesos humanos cascos, pero, más consecuente estos objetos aparecían en el monte, por donde estaba el
polígono era terrible porque no se podía disparar se trancaba el fusil
intencionalmente a causa de esto se llevaba el jaripe (castigo) de infierno al
ver que no podíamos disparar el instructor hacia la prohíba lo mismo sucedía
para el instructor se trancaba el arma por eso se evidenciaba que era un lugar
de terror a la vez a todos nosotros nos llegaba sueño en éste lugar cuando
íbamos a disparar , además, en las noches se escuchaba como estarían hablando personas y ruidos
contundentes que a uno le asustaba y le
atemorizaba a los conscriptos.
Pero en aquella noche en el comedor
uno de mis camaradas que se llamaba (loco) escucho personas hablando en el
lugar y él sintió que le estaban
llamando por su chapa, pero, al oír su nombre obedeció y fue al lugar
mencionado y él apareció muerto en el
comedor esa noche, también visibilizamos
en el cuartel en el sector norte de la cancha entrando al monte yendo por una
senda pequeño por el tiempo que pasó la Guerra de Chaco se encontraba un tanque
oxidado que alrededor de este equipo se escuchaba y se sentía un ruido como se estaría funcionando y se
percibía imaginaciones de disparo en el monte. Cuando uno iba a observar éste,
la noche siguiente no se podía dormir
te dejaba traumado y pensativo en tu oreja te llegaba imaginaciones como
se escucharas ruidos y bombardeos como
se estuviéramos en guerra te dejaba con una mentalidad muy
pensativa no era fácil olvidar estos pensamientos irreales se quedaban muchos
días en nuestras mentes. Así fue los recuerdos tan bellos e inolvidables, que quedaron enraizados en
nuestra mentalidad del vivir cotidiano,
en la institución militar aprendemos a valorar y mejorar los conocimientos y
conocer la realidad de la vida social y ser responsables para que algún día
seamos útiles a la patria y debemos ser servidores de la sociedad, no debemos
cometer errores anteriores, tratar con amabilidad, con cariño, con franqueza, con
respeto a nuestros semejantes que nos
rodean en cada rincón del país y además ser generoso en especial con las damas
a la vez llevar en alto la equidad de
género en el contexto social nuestros semejantes que nos rodean.
*Estudiante
de Lingüística de la Universidad Indígena Tawantinsuyo
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